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Introducción: Las pérdidas hemáticas importantes y la necesidad de transfundir sangre o sus derivados representan un riesgo marginal de sensibilización, reacción alérgica y enfermedades transmisibles. En el caso del paciente con cáncer que va a ser sometido a intervenciones quirúrgicas que afectan grandes segmentos corporales (cirugía radical), la posibilidad de transfundir por pérdidas hemáticas abundantes siempre existe. Objetivos: Evaluar implicaciones de la transfusión sanguínea en el paciente oncológico y desarrollo de una estrategia transfusional basada en la optimización del paciente preoperatoria y el empleo de técnicas de ahorro de sangre. Desarrollo: Existen fuertes evidencias que sugieren que la transfusión sanguínea disminuye la inmunidad celular y la migración de macrófagos, lo que puede sumarse a la inmunosupresión asociada con la cirugía, también vinculan a la transfusión de sangre o sus derivados con inmunosupresión y subsecuentemente a pobres resultados en supervivencia de los pacientes con cáncer. Es posible que la asociación entre transfusión y recurrencia del tumor o incremento en la mortalidad puedan ser atribuidos a estos factores transfusionales. Aún hoy en día, las transfusiones evitables son muy frecuentes en el perioperatorio, el objetivo de transfundir menos podemos lograrlo mediante una política institucional restrictiva. Conclusiones: la administración de sangre o sus derivados en el paciente oncológico deberá indicarse sólo después de valorar cuidadosamente los riesgos/beneficios, y que la mejor opción ante las evidencias actuales será transfundir al paciente sólo cuando no exista otra alternativa terapéutica viable.